MAGIA
La palabra magia es un concepto amplio y ambiguo. En la práctica, no existe una única magia, sino diferentes tipos que se distinguen por cómo cada una define la realidad, al practicante y la relación entre ambos.
Para identificar esas diferencias, podemos hacernos preguntas fundamentales:
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¿Es posible conocer y describir la Realidad última, la Divinidad y alcanzar una única verdad?
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¿El practicante habita la realidad desde la separación —de la naturaleza, de los otros y de la Divinidad— o su práctica se basa en la unidad, la armonía y la sintonía con un Todo?
A partir de estas preguntas, surgen otras:
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¿Es posible dañar al otro sin dañarme a mí mismo?
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¿Mi poder reside en controlar y someter, o en observar la naturaleza y aprender a usar sus ciclos y propiedades a mi favor?
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¿Cuáles son los principios y límites éticos que nacen desde esa percepción de la Realidad?
Los diferentes tipos de magia pueden tener en común:
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El uso de la intención para generar un cambio en la Realidad.
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La utilización del altar, donde se representan los elementos: agua, tierra, fuego, aire y éter.
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El empleo de herramientas simbólicas como el cáliz, el athame (cuchillo), la varita y el pentáculo.
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La incorporación de ingredientes que representan a los elementos: agua, inciensos, cuarzos, aceites esenciales, hierbas, semillas, resinas, entre otros.
Los actos de conocer, estudiar, preservar, honrar y agradecer las funciones de estos ingredientes. “Salvia para alejar entidades negativas”.
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La realización de rituales con diversos propósitos, adaptados a las necesidades del practicante o consultante.
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El uso de imágenes, símbolos y amuletos con distintos fines.
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El trabajo con entidades de diversa naturaleza, invocadas para cumplir objetivos específicos.
La celebración de rituales en honor a las distintas estaciones del año, al ciclo lunar y al fin del ciclo anual.
El identificar y honrar a una Divinidad, a una Diosa Madre y a un Dios Padre.
El encontrar un nuevo nombre para el practicante que refleje claramente su propósito y su ser auténtico.
Aunque existen estas coincidencias, el enfoque ético y la comprensión de la realidad detrás de la práctica pueden ser muy distintos, dando lugar a magias consideradas opuestas, como la blanca y la negra.
Lo esencial es comprender que:
"La magia que practicas es un reflejo de quien eres,
no una expresión de la verdad y Realidad última".
MAGIA DE SANACIÓN ELEMENTAL (MSE)
La Magia de sanación elemental es un enfoque desarrollado por Carla de Lamandala que está basado basado en los siguientes principios:
- El objetivo de la MSE será siempre el autoconocimiento y la sanación.
- El altar casero es el corazón de su práctica.
- Es un espacio sagrado en el que representamos a los elementos. Agua es la copa, fuego es la vela, aire es el incienso, tierra son los frutos, las semillas, los alimentos, los cuarzos o las flores.
- Los elementos son dimensiones interconectadas del ser y la realidad. Agua es emoción, tierra es el cuerpo o mundo material, aire es el intelecto, fuego es la voluntad y éter es el espíritu.
- Agua y tierra son elementos femeninos que trabajamos junto a la Diosa Madre
- Fuego y aire son elementos masculinos que trabajamos junto al Dios Padre
- Éter es el espíritu de la Divinidad que se manifiesta cuando están presentes los 4 elementos
- El altar se usa diariamente y la práctica se vuelve parte de tu rutina. La gratitud, la bendición de la familia, del hogar, de los alimentos, la meditación, la limpieza del hogar, entre otros.
- Su brújula ética se fundamenta en el respeto al libre albedrío, la humildad cognoscitiva y espiritual y la sintonía con la sagrada red que a todos nos une.
- Se reconoce y acepta con humildad que el lenguaje dualista no es capaz de definir la naturaleza ilimitada e indescriptible de la Divinidad, la verdad y la Realidad última. La Divinidad es el gran misterio y aceptamos esto sin frustración: “Estamos en paz con el misterio”.
- Usamos conceptos y arquetipos no porque sean reales (desde lo histórico y medible), sino porque son herramientas útiles para visualizar y entender la Realidad, a nosotros mismos y a nuestro rol en el mundo. La MSE es un método, un enfoque, no una verdad última ni el único camino. No necesitamos imponer esta mirada, ni buscar adeptos, ni discutir con otro para validarla. Es una herramienta, si te sirve: bien. Si no te sirve: hay otras que pueden ajustarse a lo que eres. ¡Encuéntralas, adáptalas o créalas!
- Se acepta que la subjetividad es un filtro a través del cual cada ser humano observa y define su propio mundo. Es decir: tu historia, tu biografía, tus creencias influyen en tu forma de ver, definir y habitar en el mundo. Es decir: no hay un sólo mundo y verdad, sino muchos mundos y muchas verdades. "Toda verdad es válida si caminamos en los zapatos de quien los usa".
- Se respeta el libre albedrío y jamás se realiza un ritual sin el consentimiento de la persona. Respetamos las decisiones, caminos y aprendizajes. Todos los seres humanos están en un viaje espiritual, sus experiencias les enseñan algo importante y todos tenemos tiempos acordes a las necesidades de nuestro ser.
- Trabajamos en sintonía de una sagrada Red que nos une a todos. "La separación es una ilusión y es imposible dañar a otro sin que simultáneamente me dañe a mí mismo y a la Red".
- A pesar de sus limitaciones para describir lo indescriptible e ilimitado, sabemos que el lenguaje, desde nuestro pensamiento, sentir, palabra y acción, construye nuestro ser, nuestro mundo personal y es una herramienta útil para interactuar en el mundo. Usamos el lenguaje con respeto y atención, porque su potencial es claro: une o separa, sana o daña, conecta o aísla. Nos comprometemos a usar el lenguaje para unir, sanar y reconectar.
- El autoconocimiento y sanación nos permiten habitar en la sintonía e interconexión de los elementos o dimensiones de nuestro ser: emoción (agua), cuerpo (tierra), intelecto (aire), voluntad (fuego) y espíritu (éter). Entendernos a nosotros mismos y habitar el mundo desde esta multidimensionalidad, mutua influencia e interconexión nos permite caminar en balance, adaptación, respeto y plenitud. Tu emoción, tu cuerpo, tu pensamiento, tu motivación y tu espíritu están en sintonía y tu verdadero ser aparece.