La separación es una ilusión.
Todo lo que existe está conectado a través de una sagrada Red que a todo lo une.
Es una Red sagrada de interconexión, mutua influencia y permanente transformación.
Cada ser tiene una función sagrada y cada ser humano un propósito.
No existe un yo separado de un otro. Sólo existe la sagrada Red.
No existe una humanidad separada de la naturaleza. Sólo existe la sagrada Red.
No existe una humanidad separa de la Divinidad. Sólo existe la sagrada Red.
Lo mundano es lo sagrado. Limpiar, cocinar, comer, bañarse, ordenar tu hogar, trabajar: son actos sagrados.
Nuestros templos son el cuerpo, el hogar, la comunidad y el mundo. Cada día bendecimos nuestros templos.
Todos los seres son nuestros hermanos y la humanidad es una gran hermandad.
En la sagrada Red no hay separación. Es imposible causar daño a un "otro" sin que simultáneamente me haga daño a mí mismo y a la Red.
Habitar en sintonía con la Red es actuar conscientemente para poner mis dones al servicio de mi comunidad y el universo, me comprometo con la sanación de la separación, con el bienestar de todos los seres de la Red, porque sé que la existencia es un viaje colectivo.
Aunque busque mi soledad para meditar, orar y cultivar calma, mi práctica sólo rebela que Todos estamos conectados en una Red sagrada que nos une a todos. En el aislamiento temporal y el silencio logro conectarme conmigo mismo y con el Todo.