La práctica espiritual más importante es
la que mantienes cuando todo está bien.
Oramos en la enfermedad, en la cesantía, en la carencia.
Oramos para pedir.
Cuando las bendiciones son concedidas: ¿Qué hacemos?
Tenemos salud, trabajo y abundancia.
Hay paz y todo está tranquilo.
¿Dejamos de orar?
Cuando todo está bien es cuando tenemos la práctica espiritual más importante.
En la cual no pedimos, sino que sólo agradecemos.
Esta práctica de gratitud tiene el potencial de multiplicar energía sutil, amorosa y luminosa ya que proviene de un corazón desinteresado que entrega sin esperar algo a cambio.
Es en bienestar que la verdadera práctica espiritual se manifiesta, siendo una práctica diaria, desinteresada y agradecida.
A través de esta energía cálida que emana de tu corazón, las bendiciones y el bienestar se mantienen y multiplican.
"Gracias por todas las bendiciones que recibimos cada día": las ofrendas que acompañan esta frase son puras y luminosas y están llenas de amor por la Divinidad.
Quien lo ha practicado lo entiende: "La gratitud es la práctica espiritual más importante".
